domingo, 24 de julio de 2011

LA SONRISA DE CHRISTIAM
Había frotado sus manos con grasa de menta. La tambora respoaba a su lado, fatigada de porros y bullerengues. Sus ojos, aún tenían el dulce sopor del brillo de las estrellas que había bebido la noche anterior, aquellas que cayeron sobre el rumor cansado de su viejo río ... su río ... su historia, esa caverna sin sherezada, llevando en su lomo el eco lúgubre de hombres con el alma muerta. Con la lentitud de quien sabe los pasos que ha marcado, cerró su morral, y una banderita deslucida, cayó de las hojas arrugadas del cuaderno de español, ah, pedacito de tela de antiguas glorias, cuando con su corazón vestido de fiesta, le enseñó a mercedes su triunfo. Ella había acabado de abandonar el azadón en el campo de cultivo, pero no estaba lo suficientemente cansada para dejar sobre la frente de su hijo un beso de sal, y bien valía la pena, para el muchacho que acababa de izar bandera, el alegre borbotear en la sartén del mejor nicuro que colgaba de su espalda, recién pescado en el arroyuelo que había aliviado las grietas de sus pies,, cuánta historia en los silencios de Mercedes bajo el abrazo cordial de los almendros! si, sería para su Christiam ... Christiam ... algún día, en un viejo enlatado americano  lo escuchó, le pareció sonoro, y pensó que algo tenía que ver con Cristo, y lo bautizó con llanto, en la casita de Alejandría. Volvía Christiam, contra el río y el sol a la espalda, le pareció que los novios rojos de donña Libia, no habían florecido en la mañana, cuando venía para otro día de jornada en su grado sexto, añorando al niño que se había acabado de despedir de su feliz básica primaria, y quería volver a los ecos de guitarra de profe Virgilio, y a la amonestación paternal y amorosa de don Gus ... entonces sonrió ... el hombre empezaba a nacer en él! ya ... ya .. pronto estaría con Coronel, y volvería a sonreír a los coqueteos de su cola festiva; la chirimía, la chirimía, tal vez ... si pudiera cantar por siempre! tal vez ... si mamá no se enojara hoy, tal vez ... si algo sucediera y esos tres logros perdidos ... si mamá no se enterara ... quizás ... mamá está cansada, muy cansada, me ha regalado el teatro en casa y una tele de 21 pulgadas, y sus manos sangran mientras la tierra se embellece bajo su esfuerzo ... mamá ... mamaita querida! cuántos pasos contó Christiam en el puente de los colonos y los embera, antes de llegar a su cita con el destino? tarareó entonces la última tonada de San Fernando, cuando sobre la colina los aullidos enloquecidos de Coronel le dieron alegría de castañuela a su sonrisa. Coronel tiene su edad, muchacho azabache, ojos caramelo, mi perro, pensó. Alisó muy bien su uniforme sobre la cama, babió agua miel, tensó la soga, la observó, miró una vez más hacia el rio que parecia de oro bajo el sol del medio día, la pantoleneta de trabajo y la camiseta que le trajo el niño Dios, estaría bien ... lloran los platanales? pues en torno a Christiam siempre hubo tanto llanto! y él ... porqué siempre sonriendo? aún ahora que dejó su mirada fija en un cielo impúdicamente azul, y el perfume de su  juventud en la corteza del árbol de su sombra, porqué la sonrisa? al único que no quiso ver en su hora suprema, fue a Coronel... lo ignoró por piedad y porque necesitaba el desapego, tampoco escuchó el gemido de sus ángeles ... Christiam rompió su cuello, y todo lo pudo la muerte, que libaba gota a gota la dulzura de su sangre, menos arrebatarle la sonrisa. Pronto muy pronto, la bruma del río diluirá la figura de Christiam, suele suceder entre "ellos" que se sientan día a día con la tragedia a la mesa, pero nunca, se llevará el olvido la sonrisa de Chrstiam! Un desfile de liceistas coronan el cofre de sus despojos; Coronel, persigue estrellas en la noche, aquellas que derrama el cielo de julio, cuando escribe poesía;"llorarán para vos ... las guitarras y los violines y los rezongos del bandoneón ..."

Beatriz Clemencia